Por esa razón, siete presidentes se reunirán mañana en Cartagena (Colombia) con el fin de discutir acciones para impedir que la producción y consumo de estupefacientes crezca en el Caribe, Centroamérica, Colombia, México y Venezuela.
Según la Oficina contra la Droga y el Delito de la ONU, en Colombia, Perú y Bolivia, países que encabezan la producción mundial, se cultivaron el año pasado 181.600 hectáreas de coca de las que se sacaron 994 toneladas métricas de cocaína.
En Cartagena, los mandatarios de Colombia, El Salvador, Guatemala, México, Panamá, República Dominicana y Venezuela reafirmarán un Plan de Acción para que el combate abarque la producción, tráfico y distribución de drogas, los precursores químicos y el lavado de activos.
Según la Policía de Colombia, en el país hay unas 1.000 hectáreas de marihuana y la ONU afirma que el cultivo de coca, del cual es el mayor productor mundial, aumentó 27% en 2007, lo que permitió a las bandas de narcotraficantes elaborar 610 toneladas métricas de la droga.
Sin embargo, el país tiene un récord de 153.00 hectáreas de coca erradicadas por aspersiones aéreas y otras 66.000 manualmente, mientras que los decomisos en 2007 fueron de 130,7 toneladas métricas de cocaína y 174.959 kilos de marihuana, muchas de ellas en zonas controladas por la guerrilla de las FARC.
En los seis años de Gobierno del presidente Álvaro Uribe más de 620 personas han sido extraditadas, la mayoría a EE.UU. por tráfico de drogas y delitos relacionados, pero los carteles muestran una gran capacidad para reagruparse al mando de nuevos jefes.
Una situación similar vive México, donde se ha desatado una espiral de violencia entre bandas de narcotraficantes y contra las autoridades, en especial la policía.
Datos publicados por el diario El Universal indican que los carteles de Sinaloa, Juárez y el Golfo han asesinado a 2.413 personas en 2008, pese a que 8.010 agentes de la Policía Federal y unos 30.000 efectivos del Ejército están en las calles para encarar el problema.
Pese a ello, fuentes no oficiales hablan de un alianza entre los jefes de los carteles de Sinaloa y Juárez, para enfrentar a socios de "Los Zetas", ex militares que trabajan como sicarios del cartel del Golfo.
La violencia del narcotráfico también golpea a Brasil, donde son frecuentes los enfrentamientos por el control del negocio en las favelas de grandes ciudades como Río de Janeiro.
El fenómeno es igualmente visible en Perú, donde se produjeron 280 toneladas de cocaína en 2006.
Las autoridades de Bolivia se han incautado este año 1.110 toneladas de marihuana y más de 12 cocaína, mientras que el Gobierno que preside el líder cocalero Evo Morales estudia un plan para subir de 12.000 a 20.000 las hectáreas legales de hoja de coca.
Por su parte, el ministro de Seguridad Interna y Externa de Ecuador, Gustavo Larrea, sostuvo que su país mantendrá la política de lucha contra el narcotráfico pese al retiro, previsto para el año próximo, del puesto de vigilancia antinarcóticos que EE.UU. tiene en la base militar de Manta.
En Venezuela, el director de la Oficina Nacional Antidrogas (ONA), Néstor Reverol, informó que hasta el 21 de julio de 2008 se incautaron 18.366 kilos de cocaína, 10.990 de marihuana, 32 de heroína, entre otras sustancias ilegales, y se capturó a 4.150 personas.
Otros países que no son productores de drogas se han visto igualmente afectados por ese flagelo por su condición de puntos de tránsito de las mismas hacia Europa y Estados Unidos.
Según el Departamento de Estado de EE.UU., el tráfico en Paraguay está liderado por brasileños que "compran cocaína de las FARC a cambio de dinero y armas".
En Argentina, donde una encuesta reveló que el 9,9% de los hombres y un 4,9% de las mujeres ha fumado marihuana, así como que el 3,4% de los varones y un 0,9 por ciento de la población femenina ha consumido cocaína, el Gobierno prometió ayer que "antes de fin de año" elaborará el proyecto de ley para despenalizar el consumo.
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