Sobre la extraña orden de Julián
Leyzaola, mayor del Ejército Mexicano, se
piensa que posiblemente “si trató de
evitar una masacre”, ya que por informes
se puede establecer que “no está recibiendo dinero…
por lo menos de los Arellano”, aunque
tampoco hay indicios que hagan pensar
que podría estar favoreciendo a “los del
sur” como les llaman los mismos
integrantes del cártel Arellano Félix, a sus
rivales en el “negocio”.
No obstante eso, Leyzaola, quien desde
su llegada al cargo ha encabezado
persecuciones y las más cruentas
balaceras que se han suscitado en la
ciudad, ahora pareciera que se “achicó”.
Sus argumentos fueron desde que no
quería poner en peligro la vida de sus
policías, ya que nada más él trae un
vehículo blindado, hasta que no podían
disparar en un área residencial,
densamente poblada.
Se supo que el mismo alcalde Jorge
Ramos Hernández, le llamó a “cuentas” y
le pidió explicaciones por este episodio
que intrigó a gran parte de la sociedad:
¿cómo es que a cien patrullas con por lo
menos dos policías, se les van los
tripulantes de 20 unidades?
La respuesta fue la misma, aunque aquí,
el militar le dijo al presidente municipal
que está dispuesto a asumir las
consecuencias de esta orden que dio a
sus policías.
La consecuencia inicial de esta acción,
fue que a las autoridades se les fueron,
tanto El Pit, como sus principales
operadores y sicarios. Éste hombre, es ya
de los más “viejos” dentro de la
organización, el cual tomó el lugar de
Medardo León Hinojosa, cuando éste
cayó de un helicóptero, en la celebración
de la Carrera Baja Mil, en Ensenada.
Una vez más, este sicario pudo burlar a la
justicia, no obstante que una de las frases
del propio Leyzaola, en la conferencia de
prensa del viernes, fue: “vamos a ir por
los delincuentes hasta donde se
escondan, ellos deben, ahora, cuidarse
de nosotros”.
Ahora, no se escondieron, ni tampoco se
cuidaron: quedaron frente a ellos, casi en
poder de las autoridades, pero…
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