El comando armado que ostensiblemente circulaba por el bulevar
Insurgentes la noche del miércoles 13 de los corrientes, era
encabezado por Pedro Ignacio Zazueta “El Pit”, aquel que el
pasado 9 de agosto, se dice que dejó mal-herido a Jorge
Briseño “El Cholo”, en la residencia de éste último, en Playas de
Tijuana.
“El Pit”, otro de los hombres más cercanos a Fernando Sánchez
Arellano, jefe del cártel de los hermanos Arellano Félix, estaba –
según refieren informes de inteligencia- “cobrando plaza, cuando
fe reportado, junto con su numeroso grupo de sicarios, a los
teléfonos de emergencias.
Según la versión
algunos de los policías locales, que todavía cooperan con ellos,
les habrían advertido “vamos por ustedes, muévanse del lugar”,
por lo que los delincuentes emprendieron la veloz marcha para
darse a la fuga.
Datos oficiales indican que las acciones iniciaron a las 22:30
horas, desde el bulevar Insurgentes y de ahí siguieron hasta
alcanzar la zona urbana de Los Olivos. La impresionante
persecución que se generó esa noche, se dio por la Vía Rápida
Oriente, sobre el Puente y el Bulevar Las Américas, hasta legar
a la avenida Aries, entre las calles Sol y Leo, donde finalmente
fueron ubicadas las tres unidades que quedaron en poder de las
autoridades.
Esa noche de miércoles, se dice que los individuos viajaban en
por lo menos 20 unidades y que fueron perseguidos por más de
un centenar de patrullas de la policía municipal y un número
similar del resto de corporaciones y del ejército, que poco
después se sumaron a la cacería.
En los informes se dice que “no eran
tantas unidades, ni de un lado ni del otro; en el comando irían
unas 12 y entre unidades policíacas, por lo menos 80, lo que le
siguió otorgando a la autoridad, la mayoría numérica.
Sin embargo algo pasó, ya que las unidades de policía,
recibieron la orden del director Julián Leyzaola, en el sentido de
“esperar instrucciones”, cuando él, iba encabezando la
persecución en su unidad blindada.
“No sabemos qué sucedió, pero de repente se recibió esa orden
que a todos extrañó”, dijeron algunos elementos, ya “curtidos”
en estas lides y acostumbrados a poner en riesgo su vida “para
eso somos policías”. Y ejemplos, recordaron, abundan, citando
como casos los de las más recientes persecuciones, donde hubo
balazos o el intenso tiroteo en la zona de La Mesa, cuando el
ataque a la casa de la “cúpula”.
Pero ¿por qué huyeron los delincuentes? ¿Por qué no
enfrentaron a la policía si es que son tan peligrosos y “entrones”?
Lo que sucede, dijo una de las “fuentes”, es que “nadie quiere
morirse. Ni los policías, ni los sicarios, por muy machos que
digan que son. Ya saben que en una situación como ésta, si no
tienen escapatoria, van a matar, pero también a morir y eso los
hace correr”.
Al recibir el “pitazo” de que los habían reportado e iban sobre
ellos, los sicarios prefirieron darse a la fuga “pero sobre todo
porque ya iban llegando los “pepos” (Policía Estatal Preventiva)
y a esos si les tienen miedo.
¿No es que le temen al ejército? la respuesta
fue tajante: No, ni a las policías, a menos que les caigan de
sorpresa, lo que pasa es que en la PEP está “El Loco” (así le
dicen a uno de los mandos) que no le importa morir “quién sabe
que tiene o que le hicieron pero se las tiene cantada a los
delincuentes… él si se va a morir en la lucha y por eso, mejor
para qué exponerse”.
A los delincuentes, se les “filtró” por dónde iba la persecución y
eso les dio tiempo para escapar. Los vehículos que quedaron
fue porque ya estaban sitiados y no alcanzaban a huir, por lo
que bajaron y se fugaron, algunos ¡hasta caminando!
Se explicó que en este tipo de situaciones “se dejan las
unidades que ya están muy vistas o quemadas y en su interior
se dejan las armas, que aunque es una pérdida muy fuerte para
la célula, es la única forma de poder huir”.
Y es, que según afirmaron “si tú encuentras a un
individuo con un arma y huyendo, pues inmediatamente sabes
que se trata de uno de los delincuentes; por eso dejan las
armas, por eso abandonan equipo, para pasar por cualquier
ciudadano que nada tiene que ver con los operativos que se
llevan a cabo.
No obstante eso, se explicó a AFN que los daños económicos
para “El Pit”, si fueron fuertes, sobre todo, considerando las
armas, que actualmente se cotizan en unos $2,500 dólares los
“cuernos de chivo” y $3,800 dólares, los R-15.
Entre lo decomisado a este grupo delictivo, a la altura del
fraccionamiento Milenio se encuentran las unidades: Nissan
Titán negro, modelo 2005 con placas nacionales de circulación
AL-84-98; Chevrolet Silverado negra 2006, placas nacionales
AM32494; Chevrolet Tahoe arena, modelo 2006 y placas
nacionales AHS6088.
En éstas, quedaron 12 armas, de las cuales diez son largas y
otras dos, cortas, además de 24 cargadores y 627 cartuchos de
diversos calibres. También las máscaras, que no son blindadas,
como se dijo, sino tácticas, al igual que la mayoría de los
chalecos, de los cuales, sólo algunos si son anti-balas.
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