Moderna réplica ‘orsonwelliana’ por internet
Guerras mediáticas de criminales contra el Estado
En 2008 se cumplen 70 años de que en 1938 el locutor, guionista, actor, director y productor de cine George Orson Welles asombrara al mundo cuando provocó el pánico colectivo de miles de ciudadanos de Nueva Jersey —en la Unión Americana—, quienes a través de las frecuencias radiales de la CBS escucharon aterrados la narración de Welles sobre la invasión de marcianos a la Tierra.
Luego se supo que la narración no era otra cosa que una adaptación de Welles para radio de la novela Guerra de dos Mundos, de H. G. Wells, cuyo realismo y formato informativo de último minuto provocó un inédito sobre el poder de la comunicación: la manipulación mediática a través de medios masivos de comunicación, como la radio. Luego de ese inédito, como todos saben, Orson Welles se convirtió en guionista, director y coproductor de El ciudadano Kane, filme catalogado como la mejor película en la historia de Hollywood.
Y viene a cuento el ejercicio memorioso de las siete décadas de la invasión marciana de Welles —por cierto, cuando la humanidad ha llegado a Marte— porque en el nuevo siglo se repite el fenómeno, no por la radio sino por internet, y no a través de una narración sobre la invasión marciana, sino mediante la violencia, el narcoterrorismo.
Apenas el pasado fin de semana —sábado y domingo—, en Ciudad Juárez —y hace tres semanas en Culiacán— se vivió una regresión orsonwelliana, cuando a través de internet manos criminales difundieron que esos días habría una suerte de guerra del narco contra la policía estatal, lo que provocó un pánico colectivo entre los juarenses por las amenazas de las bandas criminales. Y desde el viernes por la tarde Ciudad Juárez se paralizó. Pero no por lo concurrido de los centros de recreo, sino porque la gente no salió de sus casas.
En el Itinerario Político del pasado 13 de mayo dijimos lo siguiente: “Los habitantes de la ciudad de Culiacán, la capital sinaloense, viven un virtual estado de secuestro. Caminar por las calles, pasear por los jardines, deambular por los centros comerciales, asistir a restaurante y/o centros de diversión, es lo más parecido a coquetear con la muerte”.
Y dimos como ejemplo de la sicosis, el terror, el miedo colectivo que vivía y vive Culiacán, lo que ocurrió los días viernes 9, sábado 10 y domingo 11 de mayo, cuando de manera literal esa capital se convirtió en un “pueblo fantasma”, a pesar de que se celebraba el Día de las Madres. ¿Por qué ocurrió ese orsonwelliano miedo colectivo en Culiacán? Porque en los medios, pero sobre todo a través de internet, se difundieron mensajes de que ese fin de semana habría una guerra de narcos contra policías.
Por eso y porque en esa ciudad ya es cotidiano que las calles se conviertan en campo de batalla, los habitantes de la capital sinaloense prefirieron “guardarse”, no salir ni al supermercado, menos a parques y jardines y no se diga a restaurantes y centros nocturnos. Y el fenómeno volvió el día de ayer también a Culiacán, luego de un enfrentamiento en el que perdieron la vida siete policías federales.
Eso ocurrió los días 9, 10 y 11 de mayo pasado en Culiacán. Pero apenas los días viernes 23, sábado 24 y domingo 25 el fenómeno se repitió pero en Ciudad Juárez —el último fin de semana—, en donde otra vez por internet aparecieron mensajes como el siguiente: “El venidero fin de semana será bañado de sangre… que se cuiden los que apoyan a El JL” y la firma era de la organización Gente Nueva.
Pero además, el mismo domingo y lunes en puentes peatonales aparecieron mantas colgadas en las que se enlista una veintena de policías de Chihuahua a quienes se amenaza de muerte. Ya en enero pasado, una manta similar sentenció a muerte a cuatro policías estatales, los que han sido ejecutados. De esa manera, igual que ocurrió en Culiacán la primera quincena de mayo, ahora sucedió en Ciudad Juárez; el efecto mediático de internet generó un estado de sicosis en la población en general, que el viernes, sábado y domingo paralizó Ciudad Juárez, la otrora populosa frontera.
Es decir que, a siete décadas de que Orson Welles conmoviera al mundo con su narración radiofónica de la invasión marciana a la Tierra —y justamente cuando la humanidad ha llegado con una nave espacial al planeta rojo—, vemos modernas réplicas “orwellianas”, no por la radio sino por internet, y no debido a una invasión marciana a la Tierra, sino por guerras mediáticas declaradas por las bandas criminales contra sus enemigos, las instituciones del Estado.
Y el resultado es el mismo que hace siete décadas: provocar pánico, miedo colectivo, mover las conciencias para no salir de casa por temor a verse en medio de una guerra de bandas, de narcos y policías.
Y más allá de la gravedad de lo que está ocurriendo en Culiacán, en Ciudad Juárez, en Baja California, vale la pena destacar el fenómeno mediático, la responsabilidad de los medios, los concesionarios, editores, dueños de medios, periodistas, en la guerra que libra el Estado mexicano contra el crimen organizado, el narcotráfico y los narcoterroristas.
En el Itinerario Político del pasado domingo nos referimos a la posibilidad de que el gobierno federal convoque a los medios para alcanzar un acuerdo base sobre el manejo informativo referente al narcotráfico. Culiacán y Ciudad Juárez son focos rojos que no deben, no pueden ser ignorados.
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