miércoles, 16 de julio de 2008

Secuestradores: Cambian estrategia

La mayoría son jóvenes, entraron al crimen organizado por deslumbramiento, y terminaron en el secuestro. Las reglas para llevar a cabo los plagios son distintas, ya no se transportan en camionetas último modelo, ahora puro carro sedán usado. Sin mucho alarde amagan a la víctima y se la llevan tranquilamente. No existen fronteras, el secuestro es binacional.



“Consigan el dinero rápido porque no queremos que se nos muera aquí”, fue la advertencia que escucharon los familiares de Jesús Rosario Ramírez Rodríguez, de 44 años de edad, de parte del grupo de secuestradores que lo mantenían privado de su libertad.

El 21 de junio fue extraído violentamente de su domicilio por un grupo de hombres armados. Su esposa observó la escena.

Enfermo de diabetes, Jesús Rosario, no resistió estar en cautiverio sin recibir atención médica. El hombre estaba agonizando cuando el negociador marcó telefónicamente a los familiares para exigirles que agilizaran el rescate de un millón de dólares.

Días antes, familiares de Ramírez reunieron y pagaron una parte del monto solicitado sin que recibieran noticias de don Jesús. El domingo 6 de julio recibieron la segunda llamada. Nerviosos, juntaron lo que pudieron pero no era suficiente. La vida de Jesús Rosario pendía en un hilo. Las horas pasaron sin tener noticias. Fue hasta el martes 8 de julio que supieron su ubicación.

Su cuerpo sin vida fue localizado en la Vía Rápida Oriente a la altura del puente Misión de La Paz, en la Zona del Río.

Éste es un hecho que demuestra la impunidad en la que secuestradores continúan aterrorizando a la sociedad, a pesar de la negativa de las autoridades policíacas a reconocer el secuestro como un mal en aumento.
Otro caso:

Un comerciante radicado en Tijuana fue secuestrado hace algunas semanas. Familiares del plagiado pagaron un rescate, aun cuando no fue el requerido de los malhechores, lo liberaron, sólo para que fuese testigo del secuestro de su esposa por parte de la misma banda de criminales que delinquen al amparo de la Ley.

Hasta la fecha no se sabe si la mujer ha sido liberada por sus captores. Mientras extraoficialmente los encargados de la seguridad en Tijuana, ningunean el caso por considerarlo “raro”. No hay pues investigación.

Secuestradores profesionales afinan estrategias
La nueva forma de operar de los secuestradores permite apreciar que este ilícito ha cambiado radicalmente en comparación a como se operaba hace algunos años. Los plagiarios han desarrollado estrategias de inteligencia más efectivas y han refinado sus técnicas para privar a sus víctimas de la libertad.

En pocas palabras se han vuelto más discretos y más efectivos.
Atrás quedaron los tiempos de “levantar” a una persona a plena luz del día con un comando de veinte hombres armados circulando impunemente por las calles de Tijuana en caravanas de seis u ocho camionetas del año.

Se han vuelto más discretos. No se pueden dar el lujo de cometer errores, en cada captura hay mucho tiempo y dinero de por medio. Para pasar desapercibidos operan en grupos más pequeños, seis u ocho elementos. Utilizan vehículos más discretos como Malibu o Cavalier usados para encabezar los convoys.

Para seleccionar sus víctimas aún se basan en factores superficiales como su forma de vestir, el tipo de casa en la que viven, el carro que manejan y en su estilo de vida: si salen a cenar en restaurantes lujosos, si acuden a reuniones sociales o si ejercitan en los gimnasios de moda.

También se han vuelto más meticulosos en sus investigaciones. Por lo regular tienen a diez o quince prospectos en su lista, y los siguen por cinco o seis meses. Obtienen información con sus empleados, revisan la basura de su casa y oficina, les toman fotos, los siguen y hasta comen en los mismos restaurantes que ellos. Hacen todo lo que sea necesario para estar totalmente seguros que su “trabajo” dará buenos resultados.

Otra nueva estrategia que han desarrollado es obligar a los secuestrados a “poner” a dos o tres personas más como una condición para su liberación además del pago del rescate. Los obligan a proporcionar información personal de amigos, colegas u otras personas cercanas —incluyendo familiares— para convertirlos en sus siguientes víctimas.

Los plagiarios profesionales no sólo se enfocan en personas de un estrato económico alto, también atacan a la clase media como comerciantes prósperos o empleados bien remunerados.

En las colonias, los narcomenudistas que operan “tienditas” y los cobradores de piso son sus espías más confiables. Pero también las bandas de roba carros y de traficantes de humanos, y prostitutas forman parte de una compleja red de informantes.

Asimismo, las personas buscadas por la ley o que manejan negocios ilícitos se han convertido en sus víctimas favoritas. Existen dos razones para ello: Primero, como son perseguidos de la Ley, no pedirán su auxilio; segundo, por la naturaleza de sus negocios, cuentan con efectivo.

“Lo que ellos no están pensando es dañar a la persona, para los profesionales esto es un negocio y no lo pueden echar a perder”, aseguró Armando León Ptanick, consejero nacional de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX).

Impunidad alienta a secuestradores inexpertos
En meses recientes ha surgido una gran cantidad de delincuentes comunes como ladrones de autos o asaltantes a quienes se les hace fácil comenzar a secuestrar.

Contrario a la forma estudiada de operar de los profesionales, los inexpertos reaccionan de manera impulsiva, “ven a alguien que va en la calle manejando un buen carro y en ese momento deciden secuestrarlo” comentó León Ptanick, quien teme que estos delincuentes pueden resultar más peligrosos que los profesionales.

“A ellos les entra el temor y no les importa mantener el negocio. No tienen escrúpulos y lo más probable es que dañen al secuestrado”, agregó el empresario ensenadense, quien asegura haber oído casos de criminales que se conforman con rescates de 10 mil pesos.

Esta situación también ha llamado la atención de empresarios como Jack Doron, presidente del Comité Empresarial Turístico Mexicano (CETURMEX), quien consideró preocupante que los delincuentes comunes traten de imitar el modo de operar de los grandes capos, confiados en que las autoridades rara vez los detienen y en pocas ocasiones investigan.

“El problema más grave es que la ineptitud de las autoridades hace que esto siga creciendo”, expresó el empresario turístico.

Complicidad policiaca continúa
“Para secuestrar se necesita de la complicidad de las autoridades, no hay manera de que lo puedan hacer solos”, aseguró Fernando Ocegueda, de la Asociación Esperanza y Vida Contra las Desapariciones Forzadas.

Los agentes policiacos juegan un papel indispensable en la logística de una privación ilegal de la libertad. “Cuando hay un levantón, la orden (para los policías) es que despejen el área para que pase el convoy. Aquí lo que hacen las patrullas es hacer de punteros de los cuatro o cinco vehículos”, puntualizó el activista, seguro de que están inmiscuidos tanto agentes municipales como estatales y federales.

“La famosa depuración todavía no ha aterrizado y como prueba vemos que en cada detención grande que hace el ejército agarran a dos o tres municipales activos o ex policías”.

La gran duda que corre por su mente es “¿por qué no secuestran a un diputado, a un senador o a un regidor?”, y aunque, asegura, no tiene nada en contra de la clase gobernante, se pregunta si será porque trabajan en el gobierno. “¿Será el mismo gobierno el que está orquestando toda esta situación?”.

El único caso del que tuvo conocimiento fue el del secuestro de Leonel Cota Montaño, ex candidato a la presidencia municipal por el Partido de la Revolución Democrática y concesionario de las fiestas del palenque. Secuestrado en 2007 junto con cuatro de sus escoltas y que hasta el momento continúa desaparecido.

“El problema es que él siempre ostentaba tener mucho dinero”, agregó Ocegueda “Además es bien sabido que en los palenques se junta mucho mañoso”.

Por su parte Jack Doron y su colega Andrés Méndez de CETURMEX, aseguran que a nivel municipal se han logrado avances importantes en materia de depuración, sin embargo consideraron que la labor de las policías estatales y federales deja mucho que desear y ha dado con muy pocos resultados.

El secuestro rebasa fronteras
La frontera entre México y Estados Unidos no es impedimento para quienes emprenden operaciones criminales.

Aunque es muy difícil determinar el número real de secuestros efectuados al otro lado de la frontera, por medio de pláticas informales entre empresarios, Armando León Ptanick se ha enterado de por lo menor 40 casos de secuestros efectuados en ciudades del sur de California, en particular al sur de San Diego.

Irónicamente, éstos son los mismos lugares en donde una gran cantidad de empresarios tijuanenses ha buscado refugio de la delincuencia organizada.

De acuerdo con una serie de denuncias anónimas por parte de residentes de los citados vecindarios, no es difícil encontrar a integrantes de estas bandas criminales paseando en autos de lujo por los centros comerciales de Chula Vista, haciendo ejercicio en gimnasios de Eastlake o cenando en restaurantes de Bonita.

El socializar es una de las estrategias de inteligencia utilizadas por algunos delincuentes para escoger a sus presas.

Contrario a su ostentoso estilo de vida, las privaciones de la libertad son realizadas de una forma muy discreta. Las víctimas son abordadas por sus captores al subir o bajar de su vehiculo en centros comerciales o en su trabajo, o en accidentes automovilísticos provocados como choques por alcance.

La asociación Esperanza y Vida Contra las Desapariciones Forzadas ha registrado 16 casos de ciudadanos estadounidenses en ciudades del sur de California, así como tres casos de mexicanos secuestrados al norte de la frontera y traídos a Tijuana, donde negocian el pago del rescate.

Uno de los casos documentados es el del secuestro de una mujer y su hija, obligadas a subir a su propio auto y traídas a Tijuana.

Mujeres y familias secuestradas
A pesar de que años atrás existía la regla no escrita entre los narcotraficantes de no meterse con la familia, en la actualidad mujeres y menores de edad son secuestrados, aunque a mucho menos escala.

La Asociación Esperanza ha registrado un total de 384 secuestros y desapariciones forzadas en la región desde 1989, de los cuales 10 por ciento lo componen mujeres y otro 10 por ciento menores de edad. El 80 por ciento restante está integrado por hombres, primordialmente de entre 20 y 35 años de edad.

Algo que llama la atención de Fernando Ocegueda, es que la edad promedio de la mayoría de las mujeres privadas de su libertad oscila entre los 20 y 25 años, mas no sabe a qué atribuirlo.

En cuanto a los menores de edad, Ocegueda estima que el grupo está dividido casi por igual entre hombres y mujeres. Sin embargo éstos no fueron secuestrados solos, sino que forman parte de familias enteras que fueron capturadas en secuestros masivos.

Una de las estrategias utilizadas por los secuestradores para infundir temor en las familias de las víctimas, quienes por lo regular fungen como negociadores, es amenazar con torturar o mutilar a sus víctimas. En el caso de mujeres secuestradas las amenazas de violación llegan a presentarse.

Por ese motivo, el consejero nacional de la COPARMEX, Armando León Ptanick, recomienda que no sea un familiar directo de la víctima quien lleve a cabo la negociación, y de ser posible, contratar negociadores profesionales.

Estos servicios especializados pueden ser contratados a través de agencias en control de situaciones de crisis. A pesar de que se manejan con la discreción que un delito de este tipo requiere, no es difícil encontrar profesionales en la materia.

Compañías como la Sociedad Mexicana de Guardaespaldas S.C. ofrecen abiertamente el servicio de “Asesoría en situaciones de alto riesgo por Secuestro, extorsión, amenazas o cualquier delito violento”, así como los servicios de “Recopilación y análisis de información” y “Análisis de riesgo” en su página de Internet.

Pese a que los secuestradores continúan operando en Tijuana, los entrevistados coinciden que el desarrollo de nuevas estrategias de operar es una prueba de que si bien la lucha contra la delincuencia apenas comienza, se está ganando terreno al crimen organizado.

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