El Buró Federal de Investigación (FBI) realizó en territorio mexicano las investigaciones que desembocaron en la llamada Operación Limpieza.
Un agente de esa corporación autorizado bajo la llamada “resolución seis” para realizar indagaciones sobre narcotráfico en México, fue quien inició las pesquisas desde septiembre de 2007 y que concluyeron en la captura de los principales mandos de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).
Además, el mismo agente del FBI identificado como Juan de Jesús y quien trabajaba en coordinación con la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) en la embajada de EU en México, fue el mismo que contactó como “informante” al ahora testigo protegido del gobierno de ese país y al cual se conoce con la clave confidencial de Jennifer.
Así lo reveló ante un juez federal de Nayarit el ex zar antimafia mexicano, Noé Ramírez Mandujano, al señalar que la investigación del caso inició el 19 de septiembre de 2007 cuando asistía en compañía del procurador, Eduardo Medina Mora, a la Conferencia Nacional de Procuradores en Jiutepec, Morelos, hasta donde llegó el agente del FBI Juan de Jesús para pedir se le enviaran fotografías de ex integrantes del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (Gafes) que trabajaban en la SIEDO debido a una posible “filtración de información”.
“El agente Juan de Jesús que en ese momento pertenecía al FBI y al área denominada ‘resolución seis’, es decir, que estaba autorizado para investigar narcotráfico, y auxiliaba a la Agencia Antidrogas de Estados Unidos en la embajada en México, pidió que se le enviaran las fotografías de todo el personal de los ex gafes que trabajaban en la SIEDO, pues un informante al parecer el testigo protegido Jennifer podría reconocer a los que estaban filtrando información de los operativos de la SIEDO en contra de la organización de los hermanos Beltrán Leyva”, asentó durante su declaración preparatoria ante el Juzgado Primero de Distrito de Nayarit.
Desde ese momento —septiembre de 2007— el informante del agente del FBI reconoció a los ex militares y mandos de esa oficina de la PGR, Fernando Rivera Hernández, Roberto García García y Milton Carlos Cilia Pérez, como los que filtraban información de la SIEDO.
Sin embargo, fue hasta nueve meses después —junio de 2008— que la DEA informó al titular de la PGR, Eduardo Medina Mora, que un informante de ellos, que trabajaba para la organización de los hermanos Beltrán Leyva y que resultó ser el testigo colaborador Jennifer les había informado que una persona de nombre José Alberto Pérez Guerrero, quien trabajaba con Los Marshal’s, estaba filtrando información con la que contaba la embajada a la organización de los Beltrán Leyva y que sus contactos eran los tres ex militares asignados a la SIEDO mencionados anteriormente.
Fue por ello que la DEA trasladó a ambas personas, a Jennifer y Pérez Guerrero, a EU, específicamente a Washington. Por ello, se envió en ese entonces a la actual subprocuradora y titular de la SIEDO, Marisela Morales Ibáñez, a recabarles la declaración a los dos hombres que estaban en manos de la DEA.
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