Un informante de la SIEDO identifica a Sergio Villarreal, El Grande, como el enlace para que los Beltrán Leyva y el grupo de pistoleros tamaulipecos conocidos como Los Zetas lograran aliarse y combatir a cárteles enemigos.
El expediente detalla que El Grande fue avalado por los hermanos Beltrán Leyva para controlar esa zona. Además, indica que tiene contactos con un policía federal infiltrado por el narcotráfico con clave Puma.
Entre las escenas que describen al anfitrión de las “Bandidas” destaca una: Tras ejecutar a un enemigo, El Grande pidió llevaran cabritos y un borrego congelados a su casa de Los Pinos en Lerdo, Durango, porque tendría un invitado especial esa tarde: “el delegado de la PGR del estado de Durango”.
Juan Guadalupe Aguilar era el funcionario de la PGR adscrito a esa función en esas fechas hasta que fue cesado. El 14 de febrero de 2007, la Suprema Corte de Justicia se negó a amparar al ex delegado cuando éste promovió ese recurso con la intención de que se le indemnizara.
El Grande, añade el expediente, es apoyado por un miembro de los Beltrán Leyva, apodado El Barbas. El sobrenombre coincide con “Arturo Beltrán Leyva” quien, según la Secretaría de Seguridad Pública Federal, es el responsable de ordenar el asesinato de Édgar Millán, coordinador de Seguridad Regional de la PFP, el pasado 8 de mayo.
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