El presidente Felipe Calderón le pidió a la población que no se deje amedrentar, atemorizar y paralizar por las acciones violentas y de terror que han emprendido los grupos criminales, e hizo un llamado para que denuncien y provean de información a la Policía Federal, porque sin el cobijo social los criminales están condenados al fracaso.
Al inaugurar el Centro de Mando de la Policía Federal ubicado al oriente de la ciudad de México, Calderón aseguró que las acciones violentas de los grupos criminales responden al hecho de que, en los pocos meses que lleva de creada la nueva policía, se ha convertido en un peligro para sus actividades, en especial por la coordinación que tiene con las Fuerzas Armadas.
Reconoció la labor de la nueva policía luego de recorrer las instalaciones, únicas en todo el país, en las que los nuevos elementos recibirán adiestramiento y en donde se instaló el centro de mando de la Plataforma México, un sistema informático y de telecomunicaciones que provee información a todas las policías de los tres niveles de gobierno.
Después de reconocer que desde el principio de su administración sabía que la batalla contra el crimen sería larga y difícil y que costaría la vida de policías, Calderón dijo que también sabía que “alcanzaremos la victoria, sobre todo si contamos con una Policía Federal fuerte, confiable y renovada”.
En el acto, al que acudió todo el gabinete de seguridad, el secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, aprovechó para decirle a quienes conciben como posible que el Estado pierda la lucha contra el crimen organizado que “era fácilmente predecible que habría despliegues de violencia extrema, con un alto impacto mediático, para amedrentar a las comunidades e intentar obligar al repliegue de las fuerzas federales”.
García Luna aseguró que nunca se emprendió la batalla desde una posición ingenua ni hubo errores en el cálculo estratégico. “La ruta —dijo— hacia el suicidio hubiera sido imaginar que se podría continuar ignorando la magnitud del reto o pretender que se podía seguir administrando el poder creciente de estas organizaciones delictivas.”
Afirmó que si alguien llegó a suponer que el gobierno del presidente Calderón iba a abandonar al país a los designios de un puñado de criminales, se equivocó rotundamente.
Para confirmar su dicho, recordó que si históricamente la delincuencia se organizaba al tiempo que las policías se abandonaban, hoy la tendencia es inversa: mientras las organizaciones criminales se desgastan diariamente en sus pugnas internas y en su intento de desafío al Estado, las capacidades del gobierno se incrementan de forma sistemática.
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