Era la única foto que se conocía de él —donde lucía barba cerrada, bigote y el cabello echado hacia atrás— hasta que una imagen reciente lo captó tras una cirugía plástica donde aparece con cambios visibles en mentón, mejillas y boca. En sigilo trasladó su base de operaciones de Guadalajara a Morelia hace cinco años y desde ahí, Ignacio Coronel Villarreal consolidó la estructura de su propia organización que lo convirtió en 2008 en el capo más poderoso del país, según un informe de inteligencia del gobierno de Estados Unidos.
La disputa sangrienta que sostienen sus antiguos socios —los hermanos Beltrán Leyva y el clan Carrillo Fuentes con Joaquín El Chapo Guzmán, quien se casó con una de las sobrinas de Coronel el 2 de julio de 2007— apenas lo ha mermado y le ha permitido expandir su dominio, explorar nuevas rutas y controlar el mercado del tráfico de anfetaminas y metanfetaminas en Estados Unidos.
De ahí que lo llamen King Of Ice ó King of Crystal, un apelativo que no aplica entre sus allegados quienes le llaman “el ingeniero Coronel Villarreal”, Nacho Coronel, Nachito Coronel o El Cachas de Diamante, tal vez por esa inclinación de algunos capos del narco por adornar sus armas predilectas con incrustaciones de metales y piedras preciosas.
Tiene casas de seguridad en Jalisco y Yucatán pero su sitio predilecto está al sur de Durango, en un pequeño poblado llamado El Molino, el cual se localiza entre las comunidades serranas de Guatimapé y Canatlán. Se mueve bajo las identidades de Arturo Urrutia Valdés ó el licenciado Ignacio Valdés Urrutia, pero con el nombre de Dagoberto Rodríguez Jiménez el gobierno estadounidense sospecha que ha sido el autor de varias transacciones financieras detectadas en Colombia.
Sus orígenes en el narcotráfico se remontan a mediados de los años 80, cuando trabajó en Zacatecas para Amado Carrillo Fuentes, quien operaba en Ojinaga; en los primeros años de la década pasada se asentó en Jalisco, donde creció su cercanía con El Señor de los Cielos, quien lo puso al frente del soporte logístico del cártel de Juárez para el trasiego de cocaína que descendía en aviones en ambas entidades rumbo a la frontera. Desde la muerte de éste, en 1997, ha intentado mantenerse al margen de disputas y diversificar su red hacia la península de Yucatán y las costas de Sonora.
Nació hace 54 años en Veracruz y según el informe, existen documentos donde da como lugar de nacimiento tanto Canelas, Durango como Culiacán, Sinaloa.
Coronel, que tiene una orden de aprensión como uno de los 65 involucrados en esa novela inconclusa que las autoridades llamaron “maxi proceso” —el juicio al cártel de Juárez donde el actor principal fue el fallecido Amado Carrillo Fuentes— fue identificado como el operador financiero de la hoy desaparecida Federación, aquella organización donde confluyeron hasta hace unos años los principales capos sinaloenses encabezados por Juan José Esparragoza Moreno, los hermanos Vicente y Rodolfo Carrillo Fuentes, Ismael El Mayo Zambada, Joaquín El Chapo Guzmán así como Arturo y Alfredo Beltrán Leyva.
En esta posición consolidó a partir de 2002, las importaciones de precursores químicos del extranjero y se hizo con el control de las actividades de la Federación en el occidente del país. Al año siguiente los estadounidenses detectaron el traslado desde Texas, Oklahoma y Kansas hacia Michoacán y Jalisco de unos “super laboratorios” clandestinos, para incrementar la producción y tener el control de ventas y precios de las anfetaminas y metanfetaminas así como mantener estable el desarrollo de las redes de distribución en los Estados Unidos lo que lo convirtió en el principal proveedor.
En 2004 ante la incipiente fractura en la Federación, debido a la ejecución de Rodolfo Carrillo Fuentes, los reportes aseguran que se quedó con el control de las operaciones en las antiguas rutas del cártel de Juárez para trasiego y ocupó las casas de seguridad para resguardo.
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